“La televisión vs. Pensamiento complejo”
Ana Karen Rosas Dircio
Briseida Rayon Baza
"La televisión nos proporciona temas sobre los que pensar, pero no nos deja tiempo para hacerlo"
Gilbert Cesbron (19913-1979) Escritor Francés
El presente trabajo de investigación pretende analizar la problemática que le ocasiona la Televisión a la sociedad mexicana, afectando al desarrollo y utilización del pensamiento complejo de cada televidente, partiendo del hecho de que cuando nuestro pensamiento es manipulado, no originamos pensamiento alguno.
Lo que nos lleva a cuestionar, ¿Cuál es el papel que juega la televisión en nuestra esfera social, educativa y sobre todo emocional? ¿Limitará nuestra creatividad? ¿Cómo es la comunicación entre la televisión y el televidente? ¿Qué se ha dejado de hacer, de analizar, de criticar, de proponer y de ver a causa de la televisión? ¿Será un medio de nuestra manipulación? O ¿nosotros seremos los manipulados? Entonces, ¿Cuál sería la manera más apropiada para lograr el desarrollo y por ende la aplicación de nuestro pensamiento complejo?
Primero abordaremos algunas concepciones claves de los dos puntos tratados en el presente ensayo: La televisión y el pensamiento complejo.
Un fenómeno complejo exige de parte del sujeto una estrategia de pensamiento, a la vez reflexiva, no reductiva, polifónica y no totalitaria/totalizante. El pensamiento complejo es un pensamiento que relaciona, un artepensar y una estrategia del espíritu frente a la paradoja que anima el actual contexto que globaliza y al mismo tiempo fragmenta.
Sartori nos dice que somos por naturaleza un homo sapiens, es decir, gozamos de un aparato cognoscitivo que nos permite comprender, analizar, etc. Pero la televisión !nos transformó! y !aún lo sigue haciendo!, en todo este tiempo ha mermado la capacidad de abstracción del hombre, porque lo que hace es darnos todo en charola de plata, la televisión traslada, según este autor, la información escrita en imagen, y es por ello que vemos sin comprender, anula los conceptos.
Los tiempos han cambiado, y algo que comenzó como un gran invento y desarrollo de los medios de comunicación, se ha vuelto un rival para nuestra cultura, pues la televisión afecta lo natural, es el principal influyente porque forma la opinión, los gustos, las modas. Y esto lo podemos ver en como los programas norteamericanos han tenido más acceso a nuestra televisión mexicana gracias a nuestra aceptación, por ejemplo, cada vez adoptamos conductas norteamericanas en nuestra forma de hablar, de vestir, de comer, en nuestras preferencias musicales, etc. Y por ello la cultura mexicana se ha ido mezclando con características de otras culturas.
Nuestras capacidades de razonamiento y criticidad se ven afectadas, debido a que la información que se transmite es por medio de imágenes que van una tras otra, que no tenemos tiempo de reflexionarlas, pero que sin embargo son almacenadas e identificables inconscientemente que crean conceptos y que por ende actuamos siguiendo esos conceptos.
Nuestro sistema es bombardeado por una cultura comercial diariamente, educándonos así, como críticos pasivos y consumistas activos. ¿Cuántos comerciales recibe nuestra mente entre una pausa y otra?, estamos hablando de no menos de 20 cortes diciéndote que “tienes” que tener ese producto. Todos estamos inmersos en este juego, deseamos vestir como nuestro ídolo, como nuestra actriz favorita, tener productos de marca… son deseos vanos, que te dan una felicidad inmediata, después se va la emoción y quieres eso otro nuevo que acaban de anunciar en la televisión, es la actitud consumista guiado por los estereotipos de la sociedad, sino tengo eso, que dirán los demás. A las grandes empresas que pagan millones por transmitir sus cortos publicitarios controlar nuestras mentes a través de la creación de modelos de conducta, esquemas sociales, que se consagran sobretodo en las mentalidades infantiles y adolescentes, los más sensibles a recibir esta desvirtuada información, aceptarla y practicarla.
La mayoría de los mexicanos basan su opinión en lo que ven y no ven en la televisión, porque los controladores de la misma, dan lo que quieren que se vea y lo que no, el ejemplo primordial es como se maneja la política en nuestro país a través de los medios de comunicación y en especial la televisión, es decir, cuando es tiempo de campañas políticas conocemos las propuestas de los candidatos por la televisión, por la figura carismática que nos transmiten cada 5 minutos en los cortes comerciales. Entonces, ¿Qué es lo que sucede? Que el personaje que más propaganda televisiva tenga es el que consigue un mayor reconocimiento en las mentes televidentes.
Por lo tanto observamos como el contenido televisivo influye fuertemente tanto cultural, comercial y políticamente. Y como dice Alejandro Grimson en su libro Audiencias, cultura y poder, que ¡la televisión nos estupidiza! Y que se caracteriza por 3 cosas fundamentales: Entretiene, relaja y divierte, todo en el llamado tiempo muerto. Esto nos dice que nos da una sensación de felicidad por la cual no tenemos la necesidad ni de pensar ni analizar los contenidos. Cuando prendemos la televisión, la radio o abrimos una revista, le estamos abriendo la puerta de nuestro hogar y de nuestra mente a una serie de ideas y de imágenes que, si bien, por un lado, reflejan una parte de la realidad, nos informan y nos entretienen, por otro lado presentan una visión reducida y tendenciosa de cómo vivir, como pensar, como vestir, como SER. Si sabemos que la complejidad es efectivamente el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico, entonces no estamos utilizando un pensamiento complejo, porque a la hora de adoptar y hacer lo mismo que la televisión transmite, no estamos decidiendo, sino automáticamente lo estamos aceptando sin antes haber analizado y criticado el panorama.
Además que si complejidad abarca interacción y retroacción, podemos darnos cuenta que la televisión no permite estos dos puntos, porque el individuo solamente recibe información y no hay momento para que retroalimente lo recibido.
Si la información es poder, consideramos que estamos en una crisis de desinformación, porque para obtener información de calidad y para lograr obtener un pensamiento complejo se necesita recurrir a una pluralidad de fuentes, como libros, internet, radio, periódicos, etc., para analizarlos y que te permitan a través de la contrastación y análisis formarte un criterio, tener criticidad por cada información que se reciba y no aceptarla y adoptarla nada mas porque si.
Nos damos cuenta que la televisión limita nuestra creatividad, porque no deja nada a la imaginación, todo ya esta construido. Hay que reconocer que hay otras actividades que te brindan entretenimiento sano, que te evitan enfermedades, que no atrofian tu intelecto, que hay otros medios de información más objetivos que la televisión.
La tele es ciertamente un transporte de información, una ventana a otras realidades (que en verdad no existen), pero es un arma de doble filo. La formación de nuestros niños y aun la formación constante de nuestros significados está sumamente ligado a lo que los programas dictan, por eso mismo debemos tener cuidado con lo que escogemos ver o, bien, conscientes de que lo que veremos es solo una realidad burda.
Por estas razones proponemos que para utilizar nuestro pensamiento complejo es necesario crear consciencia de que tenemos que analizar la información antes de actuar, que debemos de optar por una cultura de investigación y así mismo cuestionarnos por todo lo dicho en los medios de comunicación y tenemos que estar conscientes que toda la información es subjetiva.
Como lo vimos a lo largo del trabajo, la televisión limita la capacidad de desarrollo y utilización del pensamiento complejo, por ello proponemos una actitud intelectual que te lleve al cuestionamiento, a la investigación y al conocimiento.
Recordemos que la responsabilidad radica en responder por las consecuencias de nuestros actos y aprender de ellas.
Bibliografía:
Libros:
- Grimson, Alejandro. AUDIENCIAS, CULTURA Y PODER
- Sartori, Giovanni. HOMO VIDENS
Citas electrónicas:
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GRIMSON, Alejandro y VARELA, Mirta, 1999, “Audiencias, Cultura y Poder. Estudios sobre televisión”, Buenos Aires, Eudeba.
